Fuimos árboles marchitos que intentaron dar sus frutos,
pero me duele ver que te deshojas a mi vera.
Ante la gravedad de la escena me pregunto:
¿Cuánta sequía hasta tus 15 primaveras?..
Llegan y se fueron los años venideros,
las agujas del reloj trazaron mi derrotero.
Pero al menos luna nueva puede ser nueva de nuevo,
ni caminando en círculos vuelvo a sentirme lleno.
Y si todo pasa, seré solo un pasajero.
Aún conservo la esperanza de pasar mimos por tu pelo.
Si no llega la bonanza, de surcos haré senderos
por si mis pasos te alcanzan, para los cultivemos.
Y la pregunta es: ¿cuándo nos veremos?...
No te conozco, pero me haces falta.
Mientras, contemplo tu silueta hasta en (las líneas de) mis palmas,
porque nuestras manos son el único contacto que tenemos.
Si el mundo es diminuto, ¿por qué estamos tan lejos?...
¿Por qué basta un minuto para arruinar una vida?...
Me ahogué como Narciso por amar aquel reflejo
en el que vi un imperio construido de mis ruinas.
Y la vida... Sé que vivirla te cuesta.
Has de pulirla hasta hacer tu obra maestra,
y aunque no lo consigas notaras al fin de cuentas
que las cosas aprendidas son tu recompensa.
Es que me recuerdas en cada tropiezo
que el final de mi senda sigue estando lejos.
"Da borrón y cuenta nueva, tal vez sea mejor comienzo"...
Tu voluntad tan férrea, tu cuerpo de carne y hueso...
Ahora sigues la melodía en un va y ven.
Chicuela, ¿me concederías este baile?...
Te siento en el aire.
Y no necesitamos vernos para acariciarnos en braile.
Te sentí tan cerca a pesar de estar a kilómetros.
Te sentí a kilómetros a pesar de estar cerca...
El mundo da mi vueltas, ¿no?...
Por venderle mi vida a ese Relojero,
hoy sus manecillas sentencian mi derrotero:
En círculos caminarán para siempre mis dedos
acariciando tus mejillas... Yacen de minuteros.
Tus ojos son estrellas, porque ahora brillan lejos.
Cuando el sol en la aurora ilumine más intenso
y la noche se termine, estaremos viejos.
Mas serán tus pupilas mi Horizonte de Sucesos.
pero me duele ver que te deshojas a mi vera.
Ante la gravedad de la escena me pregunto:
¿Cuánta sequía hasta tus 15 primaveras?..
Llegan y se fueron los años venideros,
las agujas del reloj trazaron mi derrotero.
Pero al menos luna nueva puede ser nueva de nuevo,
ni caminando en círculos vuelvo a sentirme lleno.
Y si todo pasa, seré solo un pasajero.
Aún conservo la esperanza de pasar mimos por tu pelo.
Si no llega la bonanza, de surcos haré senderos
por si mis pasos te alcanzan, para los cultivemos.
Y la pregunta es: ¿cuándo nos veremos?...
No te conozco, pero me haces falta.
Mientras, contemplo tu silueta hasta en (las líneas de) mis palmas,
porque nuestras manos son el único contacto que tenemos.
Si el mundo es diminuto, ¿por qué estamos tan lejos?...
¿Por qué basta un minuto para arruinar una vida?...
Me ahogué como Narciso por amar aquel reflejo
en el que vi un imperio construido de mis ruinas.
Y la vida... Sé que vivirla te cuesta.
Has de pulirla hasta hacer tu obra maestra,
y aunque no lo consigas notaras al fin de cuentas
que las cosas aprendidas son tu recompensa.
Es que me recuerdas en cada tropiezo
que el final de mi senda sigue estando lejos.
"Da borrón y cuenta nueva, tal vez sea mejor comienzo"...
Tu voluntad tan férrea, tu cuerpo de carne y hueso...
Ahora sigues la melodía en un va y ven.
Chicuela, ¿me concederías este baile?...
Te siento en el aire.
Y no necesitamos vernos para acariciarnos en braile.
Te sentí tan cerca a pesar de estar a kilómetros.
Te sentí a kilómetros a pesar de estar cerca...
El mundo da mi vueltas, ¿no?...
Por venderle mi vida a ese Relojero,
hoy sus manecillas sentencian mi derrotero:
En círculos caminarán para siempre mis dedos
acariciando tus mejillas... Yacen de minuteros.
Tus ojos son estrellas, porque ahora brillan lejos.
Cuando el sol en la aurora ilumine más intenso
y la noche se termine, estaremos viejos.
Mas serán tus pupilas mi Horizonte de Sucesos.