Marie Laveau era una mujer mulata que trabajaba como estilista en un salón de belleza. Pronto se hizo de una clientela recurrente ya que era una buena conversadora y con tan sólo unas cuantas frases, era capaz de desvelar los más íntimos secretos de las mujeres del lugar.
De ese modo, no había escándalo o lío amoroso que no pasara a través de sus oídos. He de decir que otra de sus cualidades, consistía en su amplio conocimiento del vudú (es por eso que esta leyenda se titula así).
Con frecuencia era visitada por “señores blancos”, pues al estar inmersos en una época en el que el racismo estaba en su punto más álgido, las clases altas no deseaban que por ninguna circunstancia se presentara una sublevación por parte de esclavos negros.
Entre los rituales más aterrorizantes que realizaba, se pueden mencionar aquellos en los que bailaba frente a una boa de nombre “zombie” o aquellos en los que bebía hasta perder la conciencia, con el propósito de que su cuerpo fuera ocupado por espíritus malignos.
El poder de sugestión que tenía era tremendo, ya que por un lado dominaba a las huestes negras haciéndoles creer que ella era una especie de lideresa que pronto los liberaría de sus cadenas. Mientras que por el otro, seducía a los blancos, gracias a varias pociones mágicas que les daba durante las sesiones de espiritismo.
Fue enterrada en 1891 y desde ese año su tumba nunca ha dejado de ser visitada tanto por curiosos, como por personas que la continúan adorando a pesar del paso de los años. Un protocolo macabro que llevan a cabo algunos “fieles” es el de darle la vuelta completa al sepulcro tres veces, después rezar una oración y por último dibujar una cruz con polvo de ladrillo. Esto último sirve para abrir un portal en el que el consultante puede tener contacto directo con las fuerzas del mal para pedirles su auxilio.
De ese modo, no había escándalo o lío amoroso que no pasara a través de sus oídos. He de decir que otra de sus cualidades, consistía en su amplio conocimiento del vudú (es por eso que esta leyenda se titula así).
Con frecuencia era visitada por “señores blancos”, pues al estar inmersos en una época en el que el racismo estaba en su punto más álgido, las clases altas no deseaban que por ninguna circunstancia se presentara una sublevación por parte de esclavos negros.
Entre los rituales más aterrorizantes que realizaba, se pueden mencionar aquellos en los que bailaba frente a una boa de nombre “zombie” o aquellos en los que bebía hasta perder la conciencia, con el propósito de que su cuerpo fuera ocupado por espíritus malignos.
El poder de sugestión que tenía era tremendo, ya que por un lado dominaba a las huestes negras haciéndoles creer que ella era una especie de lideresa que pronto los liberaría de sus cadenas. Mientras que por el otro, seducía a los blancos, gracias a varias pociones mágicas que les daba durante las sesiones de espiritismo.
Fue enterrada en 1891 y desde ese año su tumba nunca ha dejado de ser visitada tanto por curiosos, como por personas que la continúan adorando a pesar del paso de los años. Un protocolo macabro que llevan a cabo algunos “fieles” es el de darle la vuelta completa al sepulcro tres veces, después rezar una oración y por último dibujar una cruz con polvo de ladrillo. Esto último sirve para abrir un portal en el que el consultante puede tener contacto directo con las fuerzas del mal para pedirles su auxilio.