Si se te apareciera el genio de la lámpara, Lucifer u otro ser con la capacidad de conceder “cualquier deseo” ¿Te atreverías a pedir ese deseo aun sabiendo el precio que implique? ¿Incluso si eso fuera la muerte?.
Quiero que por favor deje de leer esto si no está dispuesto a sacrificarlo todo, ya que es muy probable que no se atreva a realizar este ritual. Si, por el contrario, está dispuesto a todo con tal de hacer sus sueños realidad, entonces ha llegado a donde corresponde.
El ritual es sencillo, pero no necesita sólo de materiales, sino, además, de la total confianza y respeto por dos personas que deben participar en el ritual (ellas también deben saber sobre el ritual y de lo que implica, de no ser así, el ritual no funcionará).
Cuando estés junto a estas personas (pueden ser desde familiares, hasta amigos, pero siempre que sea gente que realmente te importe) debes preparar la mesa de tu comedor de la siguiente manera: debes poner tres vasos con agua y en medio un plato (no importa si es grande o pequeño) donde habrás servido tres cabezas de sardinas.
Una vez que se hayan sentado los tres juntos, deben beberse el agua a la vez de un trago y sin ningún miedo (si alguien no es capaz de mantenerse tranquilo desde aquí, les pido que dejen de jugar inmediatamente, ya que podría ser demasiado peligroso para los tres). Cuando hayan acabado, vuelvan a servirse pero esta vez de jugo de naranja y al igual que el agua, bébansela de un trago.
Es aquí cuando empezarán a sentir que su estómago se comporta de forma extraña y que el corazón se acelera; no teman, es algo muy común. Es en este punto cuando los tres deben hacer esto y debe ser totalmente sincronizado: tienen que exprimir lo máximo que puedan las cabezas de las sardinas y dejar el líquido que salga en el vaso. Bébanse ese jugo que está en el vaso y sucesivamente metan en los vasos los restos de las cabezas. Este punto es totalmente crucial, ya que, si lo han hecho perfectamente, el ritual funcionará.
Una vez metidos los restos de las cabezas, deben mirar concentrados los vasos, sin perderlos en ningún momento de vista (están realizando un conjuro que les unirá con “eso”). Por favor, no te pongas nervioso ya que lo siguiente que verás es probable que te escandalice. Lo que verás en este lapso de tiempo que estás observando a los vasos es cómo la cabeza de sardina se convierte en un montón de gusanos negros moviéndose de forma brusca. Trágatelos. Tú y todos los que estéis en el ritual. No quieras saber qué podría ocurrir de no hacerlo. No tienen un buen sabor pero el premio que te espera al final vale la pena, de hecho se dice que saben a abono de cabra con queso fermentado.
Una vez que hayas engullido a todos los gusanos del vaso, notarás el mejor sabor del mundo, como si los mejores manjares del universo estuvieran en tu paladar, desde la carne más sabrosa, hasta los mejores postres. Pero esto durará poco. Notarás como si tu estómago estuviera deshaciéndose y que “algo” quiere salir de por tu boca. Bajo ningún concepto dejes que tu cuerpo vomite lo que tienes en tu interior, créeme que si lo haces, saldrán tus tripas y explotarán (además de morir, puedes estar exponiendo a los invitados al ritual en un peligro mayor ante “eso”).
Si los tres habéis sobrevivido hasta este punto, entonces enhorabuena... Pero tristemente uno pagará con su vida esta parte del punto. Aquí, uno de vosotros será elegido aleatoriamente para ser poseído por “eso”. No creas que porque sea tu casa te salvarás, en este caso eres tan igual como el resto (de nada te servirá rezar, así que ni lo intentes). Es posible que no les guste lo que ocurra a continuación, que sientan miedo y rabia, pero les pido que mantengan la calma. El elegido para la posesión morirá de un ataque al corazón y se caerá de la silla. No se les ocurra levantarse, quienes lo han hecho han pagado con sus piernas.
Entonces su “amigo” o mejor dicho “eso”, se levantará y de sus ojos saldrá sangre como si se tratara de lágrimas y es muy probable que éste les sonría a ambos. Les preguntará cómo se encuentran, no le contesten y limítense a servirle en su vaso un poco de vino, él les dirá cuándo deben parar de servirle. Más les vale que el vino sea de calidad porque si no, “eso” se lo tomará como una ofensa y sufrirán un derrame cerebral.
Cuando “eso” haya terminado su vaso, les mirará a ambos y les preguntará quién de los dos es “el anfitrión”. Da igual que seas el dueño de la casa, por anfitrión se refiere al que le tendrá que conceder los deseos. Les recomiendo que antes de realizar el ritual mediten para este punto quién tendrá que ser el anfitrión, pues ha habido casos de disputas entre los dos jugadores que quedaban en esa fase y que al final, de tan mal sabor que sería el momento para “eso”, no sólo no cumplió con los deseos de nadie, sino que los mató a todos.
Cuando ya haya salido de ustedes dos el anfitrión, el que no lo sea empezará a vomitar sangre. Más te vale que tengas el deseo bien claro, ya que si tardas en pedirlo, el amigo que esté vomitando sangre al final la perderá toda y morirá.
Es curioso lo que te voy a contar ahora, ya que muy pocos lo hacen realmente. Piden que el amigo que ha muerto vuelva a la vida. “Eso” lo cumplirá sin problemas y créeme, cuando éste revive, puede detallar con total precisión “qué es el infierno”. Para algunos el saber esto, es el mejor manjar de conocimientos que se puedan degustar jamás. Sin embargo, la gran mayoría que hace este ritual no piden esto, sino lo típico: riquezas, vida eterna o algo similar, ya que desde un principio sus almas se han ido oscureciendo de avaricia durante el ritual. Aunque es comprensible, ya que no hay mayor placer que cumplir nuestros deseos.
Quiero que por favor deje de leer esto si no está dispuesto a sacrificarlo todo, ya que es muy probable que no se atreva a realizar este ritual. Si, por el contrario, está dispuesto a todo con tal de hacer sus sueños realidad, entonces ha llegado a donde corresponde.
El ritual es sencillo, pero no necesita sólo de materiales, sino, además, de la total confianza y respeto por dos personas que deben participar en el ritual (ellas también deben saber sobre el ritual y de lo que implica, de no ser así, el ritual no funcionará).
Cuando estés junto a estas personas (pueden ser desde familiares, hasta amigos, pero siempre que sea gente que realmente te importe) debes preparar la mesa de tu comedor de la siguiente manera: debes poner tres vasos con agua y en medio un plato (no importa si es grande o pequeño) donde habrás servido tres cabezas de sardinas.
Una vez que se hayan sentado los tres juntos, deben beberse el agua a la vez de un trago y sin ningún miedo (si alguien no es capaz de mantenerse tranquilo desde aquí, les pido que dejen de jugar inmediatamente, ya que podría ser demasiado peligroso para los tres). Cuando hayan acabado, vuelvan a servirse pero esta vez de jugo de naranja y al igual que el agua, bébansela de un trago.
Es aquí cuando empezarán a sentir que su estómago se comporta de forma extraña y que el corazón se acelera; no teman, es algo muy común. Es en este punto cuando los tres deben hacer esto y debe ser totalmente sincronizado: tienen que exprimir lo máximo que puedan las cabezas de las sardinas y dejar el líquido que salga en el vaso. Bébanse ese jugo que está en el vaso y sucesivamente metan en los vasos los restos de las cabezas. Este punto es totalmente crucial, ya que, si lo han hecho perfectamente, el ritual funcionará.
Una vez metidos los restos de las cabezas, deben mirar concentrados los vasos, sin perderlos en ningún momento de vista (están realizando un conjuro que les unirá con “eso”). Por favor, no te pongas nervioso ya que lo siguiente que verás es probable que te escandalice. Lo que verás en este lapso de tiempo que estás observando a los vasos es cómo la cabeza de sardina se convierte en un montón de gusanos negros moviéndose de forma brusca. Trágatelos. Tú y todos los que estéis en el ritual. No quieras saber qué podría ocurrir de no hacerlo. No tienen un buen sabor pero el premio que te espera al final vale la pena, de hecho se dice que saben a abono de cabra con queso fermentado.
Una vez que hayas engullido a todos los gusanos del vaso, notarás el mejor sabor del mundo, como si los mejores manjares del universo estuvieran en tu paladar, desde la carne más sabrosa, hasta los mejores postres. Pero esto durará poco. Notarás como si tu estómago estuviera deshaciéndose y que “algo” quiere salir de por tu boca. Bajo ningún concepto dejes que tu cuerpo vomite lo que tienes en tu interior, créeme que si lo haces, saldrán tus tripas y explotarán (además de morir, puedes estar exponiendo a los invitados al ritual en un peligro mayor ante “eso”).
Si los tres habéis sobrevivido hasta este punto, entonces enhorabuena... Pero tristemente uno pagará con su vida esta parte del punto. Aquí, uno de vosotros será elegido aleatoriamente para ser poseído por “eso”. No creas que porque sea tu casa te salvarás, en este caso eres tan igual como el resto (de nada te servirá rezar, así que ni lo intentes). Es posible que no les guste lo que ocurra a continuación, que sientan miedo y rabia, pero les pido que mantengan la calma. El elegido para la posesión morirá de un ataque al corazón y se caerá de la silla. No se les ocurra levantarse, quienes lo han hecho han pagado con sus piernas.
Entonces su “amigo” o mejor dicho “eso”, se levantará y de sus ojos saldrá sangre como si se tratara de lágrimas y es muy probable que éste les sonría a ambos. Les preguntará cómo se encuentran, no le contesten y limítense a servirle en su vaso un poco de vino, él les dirá cuándo deben parar de servirle. Más les vale que el vino sea de calidad porque si no, “eso” se lo tomará como una ofensa y sufrirán un derrame cerebral.
Cuando “eso” haya terminado su vaso, les mirará a ambos y les preguntará quién de los dos es “el anfitrión”. Da igual que seas el dueño de la casa, por anfitrión se refiere al que le tendrá que conceder los deseos. Les recomiendo que antes de realizar el ritual mediten para este punto quién tendrá que ser el anfitrión, pues ha habido casos de disputas entre los dos jugadores que quedaban en esa fase y que al final, de tan mal sabor que sería el momento para “eso”, no sólo no cumplió con los deseos de nadie, sino que los mató a todos.
Cuando ya haya salido de ustedes dos el anfitrión, el que no lo sea empezará a vomitar sangre. Más te vale que tengas el deseo bien claro, ya que si tardas en pedirlo, el amigo que esté vomitando sangre al final la perderá toda y morirá.
Es curioso lo que te voy a contar ahora, ya que muy pocos lo hacen realmente. Piden que el amigo que ha muerto vuelva a la vida. “Eso” lo cumplirá sin problemas y créeme, cuando éste revive, puede detallar con total precisión “qué es el infierno”. Para algunos el saber esto, es el mejor manjar de conocimientos que se puedan degustar jamás. Sin embargo, la gran mayoría que hace este ritual no piden esto, sino lo típico: riquezas, vida eterna o algo similar, ya que desde un principio sus almas se han ido oscureciendo de avaricia durante el ritual. Aunque es comprensible, ya que no hay mayor placer que cumplir nuestros deseos.