Les diría que soy un joven escritor cuyos problemas vienen de la mala suerte que tuve o de la falta de ideas, pero les estaría mintiendo. La verdad es que soy un desgraciado que se alejó de su familia por mi propio egoísmo y falsa ambición. Lo único verdadero que sale de la primera frase que dije en esta historia es que soy un adulto joven (si 32 años es joven)y sí ,soy un escritor, un terrible y muy poco exitoso escritor, el cual utilizo su profesión como una excusa para odiar a los demás. Hace poco tiempo esta fachada cayó; resulta que mis mediocres historias solo me han dejado bancarrota y soledad.
A causa de esto, estuve meses a oscuras intentando crear algo mínimamente exitoso, pero nada .Esto, aunque no lo creas, me ha llevado a investigar lo oculto (algo que yo no estaba seguro en que no era más que mitos, pero al parecer, mi desesperación por éxito me llevo a echarle un vistazo).Haciéndolo corto, descubrí el folclore de un demonio llamado Azbak, conocido como “el que lleva los ojos de los malditos”. Este te permitía observar el infierno mismo durante 5 minutos, ni más ni menos. Pero obviamente, había algo a cambio, tenías que arrancarte uno de tus ojos durante el ritual para invocarlo, el cual el demonio se llevara en su bolsa.
Las condiciones te pueden parecer bastante extremas, pero en mi caso, no tenía mucho más que perder y no es que mi muerte o daño le cause tristeza a alguien, ya que he lastimado a más de los que he ayudado.
Si bien recuerdo, estas eran las herramientas para realizar el ritual:
· Un poco de sal
· Un cuchillo o cuchara(en mi caso, use el primero)
· Un libro cuyo autor o nombre no recuerdo, pero sí que contenía un capítulo sobre el demonio que quería invocar)
· Unas 6 velas encendidas posicionadas alrededor del circulo
Y así, empecé el ritual, primero trace un circulo de sal bastante grande, coloqué las velas y las encendí, abrí el libro en el capítulo indicado y realice la peor parte de todas, quitarme el ojo. Decidí quitarme el izquierdo por puro azar. Agarré el cuchillo y dolorosamente me lo quite (lo cual tomo mas de
lo que hubiera deseado); la sangre salpico bastante así que leí un determinado verso de un canto de invocación.
Ahora el ritual estaba completo y honestamente yo pensaba que iba a morir desangrándome en el piso de mi horrible departamento, pero no fue así, la sangre paro y en ese momento sentí un verdadero terror y desconcierto ya que eso indicaba que el ritual había sido exitoso. Mi respiración había parado y mi cuerpo se paralizo mientras miraba mi pequeña habitación oscura, esperando a Azbak. Pero antes de que me pudiera levantar, El apareció en la esquina de mi habitación.
No podía creer lo que veía, ahí estaba mirándolo a él y el a mí. Su apariencia era horrenda, verdaderamente perturbadora. Tenía un cuerpo delgado y extremadamente alto. Tenía garras finas en tanto los pies como en las manos. Su piel estaba cubierta de pelaje y heridas sangrantes, especialmente en su estómago inferior. La única parte que no estaba cubierta por pelos era su cuello y parte de su pecho, los cuales tenían piel blanca sin ninguna herida. Su rostro era la peor parte, tenía unos cuernos largos y retorcidos, así como una boca gigante y con unos dientes robustos y afilados con sangre fresca cayendo de estos. Y sus ojos, sus ojos eran lo mas distintivo de él; Tenia cuatro en total, similares a un ser arácnido, lo único diferente era que no tenía ojos ningunos, solo cuencas vacías y oscuras.
Además de todo esto, Azbak también llevaba una bolsa, la cual uso para recolectar el mío.
Estaba completamente pálido y creía que me iba a desmayar, pero debía mantenerme fuerte, yo quería esto, y aunque planeaba preguntarle sobre cuando iré al infierno, él lo dijo primero, en una voz que debo mencionar, ya que era la más fría que había escuchado en mi vida y al parecer, me observaba (aun sin ojos) directamente mientras hablaba:
-¿Y, estás listo para ir?-
Yo respondí con miedo paralizante, pero también con un poco de curiosidad.-Si, si lo estoy-
-Está bien, solo recuerda que tienes 5 minutos y no perdono que atrases al volver.
-OK, hazlo.
Al instante que dije esta frase, un portal rojo apareció en la pared, y él me dejo que pasara primero.
Lo que vi y mas importante, lo que sentí al entrar, no tiene descripción alguna.
Los cuerpos, la sangre, las almas suplicando, las torturas, todo estaba ahí. No me moví en absoluto, y los 5 minutos se sintieron como horas. Cuando el plazo termino, Azbak me advirtió que me fuera y así lo hice.
No pude dormir por una semana, y no podía evitar una sensación incesante de pavor y trauma que se aumentaba con las imágenes mentales de ese horrible lugar.
Aunque volví a dormir, me tomo un mes y medio recuperarme completamente de los efectos más fuertes que sufría. Cuando logre esto, comencé a escribir sobre lo que paso, aunque claro, no era en un formato muy completo, sino observaciones de lo que había visto. Luego de unos días, me estaba volviendo a interesar en la novela que me quedaba por terminar, y al final, decidí implementar lo que escribí en las notas para por fin terminarla.
Resumiéndolo, conseguí algo de éxito en el libro gracias a las escenas totalmente traumáticas que experimente y, aunque no lo creas, volví muchas veces mas al infierno en busca de ideas para nuevos libros que a su vez se volvieron exitosos. Pero, después de varios éxitos, decidí que no puedo mantener siempre el mismo tema de torturas y sufrimiento en general, tenía que ser más personal, más de acuerdo a los personajes que escribía, así que la próxima vez que fui, le pregunte a Azbak (el que me guiaba por el infierno) esto:-¿Sera posible que hayan torturas o lugares determinados para ciertas personas, digamos como un asesino serial bastante cruel (el personaje que estaba escribiendo)?-
-Sí, sí los hay, sígueme-Azbak respondió con la misma indiferencia y frialdad.
Al hacer lo que indicaba, el me transporto a un lugar oscuro tan grande que no parecía tener fin. Azbak y yo estábamos observando desde la distancia y el apunto a un hombre con una linterna que caminaba por el lugar que no parecía notar nuestra presencia.
-Él es Michael Rossi, el asesino y torturo a docenas de personas, disfrutaba de hacerles daño y no tenía empatía alguna. Él está en aquí porque en este lugar no hay nada con vida excepto el mismo. Esto significa que no puede disfrutar del dolor de otras personas, dejándolo sin rumbo y una tentación que nunca saciara. Ah, ya hay que irse…-Dijo Azbak.
Al descubrir estas nuevas torturas, pude escribir durante muchos años, dejando una cantidad bastante grande de dinero y fama.
Pero luego de exprimir todas las ideas para mis historias, me puse a pensar sobre la posibilidad de que hubiera alguien conocido en el infierno, así que decidí preguntarle a mi terrorífico guía.
-¿Acaso hay algún familiar mío aquí, Azbak?-Pregunte con duda y un poco de curiosidad.
-Pues sí, hay uno aquí que quizá conozcas… ¿Recuerdas a tu abuelo? –
-Sí, golpeaba a mi madre y abuela. Por suerte murió joven y ahora ambas están bien, aunque yo no les simpatizo mucho.-
-Aquí está, humano…-
Enseguida aparecimos en una pequeña habitación que al parecer era un tipo de living room, estábamos mirando a través de una ventana. Ahí estaba mi abuelo, atado a un sofá y mirando una televisión encendida (aunque yo no lograba ver que mostraba), incasablemente intentando de liberarse.
Después de esta instancia, volví a visitarlo una vez mas, solamente que esta vez le pedí a mi guía que me dejara entrar a la habitación, ya que quería ver como se veía mi abuelo(al que nunca conocí en persona).El me advirtió que sería visible cuando entre ahí, y que tenga cuidado. A pesar de esto, decidí hacerlo.
Al entrar a la habitación, vi detalladamente la decoración de esta, y me di cuenta que era el living de la casa de mi abuela. Cuando me acerque lentamente al sofá viejo en el centro, me sorprendí al ver que no había nadie sentado, y que las sogas que estaban sosteniendo a mi abuelo no estaban tampoco. Cuando note esto sentí un pavor inmenso y rápidamente observe todo el lugar, pero no había nadie. Mis ojos luego notaron una televisión encendida que mostraba a varios miembros de mi familia actualmente, así como unas horribles escenas de cuando mi abuelo golpeaba a mi abuela. Luego de que pasaran algunos segundos, el sonido que acompañaba a los momentos que había visto se paró, y mostro una imagen de mi mismo en la misma habitación, solo que había alguien detrás de mí.
Sentí como unos fuertes brazos se me abalanzan y me tiran al piso. Mi abuelo (de apariencia joven) me estaba ahorcando, mientras me preguntaba cómo salir de este lugar, así como miles de insultos. Logré zafarme de su agarre y corrí a la ventana por donde había entrado. Al salir de ese lugar, le grite a Azbak que me trajera a casa y abrió el portal otra vez.
Por fin había vuelto a mi casa, y logre relajarme después de un tiempo. Cuando ya me pensaba listo para continuar con mi vida, quise abrir la puerta, pero no pude, hice una gran fuerza, pero no pude abrirla.
-Te debiste haber fijado la hora…-Dijo una Azbak.
-No, no puede ser…-Dije mientras observaba mi reloj.
-Ahora te quedaras aquí para siempre, en soledad absoluta-Dijo Azbak con una voz profunda.
Antes de que pudiera decir algo, el desapareció yo sufrí una miseria imposible de describir, encerrado en mi departamento, incapaz de difundir mis historias a otras personas.
Esto se extendió por al menos tres meses, hasta que el volvió con una propuesta; Tal propuesta consistía en que a cambio de que pudiera difundir mis historias, el pudiera visitar a las personas que lo leyeran para conseguir más rituales, mas ojos, más poder.
A causa de esto, estuve meses a oscuras intentando crear algo mínimamente exitoso, pero nada .Esto, aunque no lo creas, me ha llevado a investigar lo oculto (algo que yo no estaba seguro en que no era más que mitos, pero al parecer, mi desesperación por éxito me llevo a echarle un vistazo).Haciéndolo corto, descubrí el folclore de un demonio llamado Azbak, conocido como “el que lleva los ojos de los malditos”. Este te permitía observar el infierno mismo durante 5 minutos, ni más ni menos. Pero obviamente, había algo a cambio, tenías que arrancarte uno de tus ojos durante el ritual para invocarlo, el cual el demonio se llevara en su bolsa.
Las condiciones te pueden parecer bastante extremas, pero en mi caso, no tenía mucho más que perder y no es que mi muerte o daño le cause tristeza a alguien, ya que he lastimado a más de los que he ayudado.
Si bien recuerdo, estas eran las herramientas para realizar el ritual:
· Un poco de sal
· Un cuchillo o cuchara(en mi caso, use el primero)
· Un libro cuyo autor o nombre no recuerdo, pero sí que contenía un capítulo sobre el demonio que quería invocar)
· Unas 6 velas encendidas posicionadas alrededor del circulo
Y así, empecé el ritual, primero trace un circulo de sal bastante grande, coloqué las velas y las encendí, abrí el libro en el capítulo indicado y realice la peor parte de todas, quitarme el ojo. Decidí quitarme el izquierdo por puro azar. Agarré el cuchillo y dolorosamente me lo quite (lo cual tomo mas de
lo que hubiera deseado); la sangre salpico bastante así que leí un determinado verso de un canto de invocación.
Ahora el ritual estaba completo y honestamente yo pensaba que iba a morir desangrándome en el piso de mi horrible departamento, pero no fue así, la sangre paro y en ese momento sentí un verdadero terror y desconcierto ya que eso indicaba que el ritual había sido exitoso. Mi respiración había parado y mi cuerpo se paralizo mientras miraba mi pequeña habitación oscura, esperando a Azbak. Pero antes de que me pudiera levantar, El apareció en la esquina de mi habitación.
No podía creer lo que veía, ahí estaba mirándolo a él y el a mí. Su apariencia era horrenda, verdaderamente perturbadora. Tenía un cuerpo delgado y extremadamente alto. Tenía garras finas en tanto los pies como en las manos. Su piel estaba cubierta de pelaje y heridas sangrantes, especialmente en su estómago inferior. La única parte que no estaba cubierta por pelos era su cuello y parte de su pecho, los cuales tenían piel blanca sin ninguna herida. Su rostro era la peor parte, tenía unos cuernos largos y retorcidos, así como una boca gigante y con unos dientes robustos y afilados con sangre fresca cayendo de estos. Y sus ojos, sus ojos eran lo mas distintivo de él; Tenia cuatro en total, similares a un ser arácnido, lo único diferente era que no tenía ojos ningunos, solo cuencas vacías y oscuras.
Además de todo esto, Azbak también llevaba una bolsa, la cual uso para recolectar el mío.
Estaba completamente pálido y creía que me iba a desmayar, pero debía mantenerme fuerte, yo quería esto, y aunque planeaba preguntarle sobre cuando iré al infierno, él lo dijo primero, en una voz que debo mencionar, ya que era la más fría que había escuchado en mi vida y al parecer, me observaba (aun sin ojos) directamente mientras hablaba:
-¿Y, estás listo para ir?-
Yo respondí con miedo paralizante, pero también con un poco de curiosidad.-Si, si lo estoy-
-Está bien, solo recuerda que tienes 5 minutos y no perdono que atrases al volver.
-OK, hazlo.
Al instante que dije esta frase, un portal rojo apareció en la pared, y él me dejo que pasara primero.
Lo que vi y mas importante, lo que sentí al entrar, no tiene descripción alguna.
Los cuerpos, la sangre, las almas suplicando, las torturas, todo estaba ahí. No me moví en absoluto, y los 5 minutos se sintieron como horas. Cuando el plazo termino, Azbak me advirtió que me fuera y así lo hice.
No pude dormir por una semana, y no podía evitar una sensación incesante de pavor y trauma que se aumentaba con las imágenes mentales de ese horrible lugar.
Aunque volví a dormir, me tomo un mes y medio recuperarme completamente de los efectos más fuertes que sufría. Cuando logre esto, comencé a escribir sobre lo que paso, aunque claro, no era en un formato muy completo, sino observaciones de lo que había visto. Luego de unos días, me estaba volviendo a interesar en la novela que me quedaba por terminar, y al final, decidí implementar lo que escribí en las notas para por fin terminarla.
Resumiéndolo, conseguí algo de éxito en el libro gracias a las escenas totalmente traumáticas que experimente y, aunque no lo creas, volví muchas veces mas al infierno en busca de ideas para nuevos libros que a su vez se volvieron exitosos. Pero, después de varios éxitos, decidí que no puedo mantener siempre el mismo tema de torturas y sufrimiento en general, tenía que ser más personal, más de acuerdo a los personajes que escribía, así que la próxima vez que fui, le pregunte a Azbak (el que me guiaba por el infierno) esto:-¿Sera posible que hayan torturas o lugares determinados para ciertas personas, digamos como un asesino serial bastante cruel (el personaje que estaba escribiendo)?-
-Sí, sí los hay, sígueme-Azbak respondió con la misma indiferencia y frialdad.
Al hacer lo que indicaba, el me transporto a un lugar oscuro tan grande que no parecía tener fin. Azbak y yo estábamos observando desde la distancia y el apunto a un hombre con una linterna que caminaba por el lugar que no parecía notar nuestra presencia.
-Él es Michael Rossi, el asesino y torturo a docenas de personas, disfrutaba de hacerles daño y no tenía empatía alguna. Él está en aquí porque en este lugar no hay nada con vida excepto el mismo. Esto significa que no puede disfrutar del dolor de otras personas, dejándolo sin rumbo y una tentación que nunca saciara. Ah, ya hay que irse…-Dijo Azbak.
Al descubrir estas nuevas torturas, pude escribir durante muchos años, dejando una cantidad bastante grande de dinero y fama.
Pero luego de exprimir todas las ideas para mis historias, me puse a pensar sobre la posibilidad de que hubiera alguien conocido en el infierno, así que decidí preguntarle a mi terrorífico guía.
-¿Acaso hay algún familiar mío aquí, Azbak?-Pregunte con duda y un poco de curiosidad.
-Pues sí, hay uno aquí que quizá conozcas… ¿Recuerdas a tu abuelo? –
-Sí, golpeaba a mi madre y abuela. Por suerte murió joven y ahora ambas están bien, aunque yo no les simpatizo mucho.-
-Aquí está, humano…-
Enseguida aparecimos en una pequeña habitación que al parecer era un tipo de living room, estábamos mirando a través de una ventana. Ahí estaba mi abuelo, atado a un sofá y mirando una televisión encendida (aunque yo no lograba ver que mostraba), incasablemente intentando de liberarse.
Después de esta instancia, volví a visitarlo una vez mas, solamente que esta vez le pedí a mi guía que me dejara entrar a la habitación, ya que quería ver como se veía mi abuelo(al que nunca conocí en persona).El me advirtió que sería visible cuando entre ahí, y que tenga cuidado. A pesar de esto, decidí hacerlo.
Al entrar a la habitación, vi detalladamente la decoración de esta, y me di cuenta que era el living de la casa de mi abuela. Cuando me acerque lentamente al sofá viejo en el centro, me sorprendí al ver que no había nadie sentado, y que las sogas que estaban sosteniendo a mi abuelo no estaban tampoco. Cuando note esto sentí un pavor inmenso y rápidamente observe todo el lugar, pero no había nadie. Mis ojos luego notaron una televisión encendida que mostraba a varios miembros de mi familia actualmente, así como unas horribles escenas de cuando mi abuelo golpeaba a mi abuela. Luego de que pasaran algunos segundos, el sonido que acompañaba a los momentos que había visto se paró, y mostro una imagen de mi mismo en la misma habitación, solo que había alguien detrás de mí.
Sentí como unos fuertes brazos se me abalanzan y me tiran al piso. Mi abuelo (de apariencia joven) me estaba ahorcando, mientras me preguntaba cómo salir de este lugar, así como miles de insultos. Logré zafarme de su agarre y corrí a la ventana por donde había entrado. Al salir de ese lugar, le grite a Azbak que me trajera a casa y abrió el portal otra vez.
Por fin había vuelto a mi casa, y logre relajarme después de un tiempo. Cuando ya me pensaba listo para continuar con mi vida, quise abrir la puerta, pero no pude, hice una gran fuerza, pero no pude abrirla.
-Te debiste haber fijado la hora…-Dijo una Azbak.
-No, no puede ser…-Dije mientras observaba mi reloj.
-Ahora te quedaras aquí para siempre, en soledad absoluta-Dijo Azbak con una voz profunda.
Antes de que pudiera decir algo, el desapareció yo sufrí una miseria imposible de describir, encerrado en mi departamento, incapaz de difundir mis historias a otras personas.
Esto se extendió por al menos tres meses, hasta que el volvió con una propuesta; Tal propuesta consistía en que a cambio de que pudiera difundir mis historias, el pudiera visitar a las personas que lo leyeran para conseguir más rituales, mas ojos, más poder.