Comenzaron nuevamente esos ruidos escalofriantes, los arañazos en las paredes y los gritos de las criaturas, eran escuchados con mucha claridad causándonos escalofríos en todo el cuerpo.
Mi padre sugirió que subiéramos lentamente para mirar si alguna de las criaturas había entrado, la verdad yo tenía bastante miedo, pero este se me fue quitado en cuanto Mareli toco mi mano y me dijo ¡No te preocupes, yo te cubriré la espalda!
Subimos tal y como mi padre dijo, y en cuanto él abrió la puerta del pórtico; una de las criaturas se le fue encima tirándolo al piso y comenzándolo a rasguñar, en ese instante dispare mi arma como loco al termino de que la abominación quedo sin vida y completamente despedazada.
Me dirigí rápido a mi padre para socórrelo y sobre todo para arrancarle el corazón a la criatura, pues tenía miedo de que esta se regenerase o algo parecido; pero al dar unos cuantos pasos escuche un disparo y en seguida al voltear, mire otra de las creaturas que se encontraba muerta a mis pies. Mareli sonrió y me dijo en ese instante ¡Te dije que cubriría tus espaldas! ¡Ve, ayuda a tu padre y quítale el corazón a aquella, que yo me encargare de esta!
Nuevamente puse el ojo en mi padre que se encontraba rasguñado completamente y sangrando, como pude cubrí dos de sus heridas que eran las más profundas, lo bueno que no eran de muerte así que se levanto y me dijo ¡Apúrate y termina con esa maldita cosa!
Rápidamente le arrancamos el corazón a las criaturas y los cortamos en pedazos, en ese instante quedamos atónitos pues sus cuerpos comenzaron a convertirse en cenizas.
Mi padre aunque se encontraba adolorido agarro el arma y comenzó a buscar el lugar en el cual habían entrado las abominaciones; por suerte no tardamos tanto para encontrarlo, pues al parecer otra de las bestias trato de entrar y enseguida nos indico el sitio, el para nuestra sorpresa era una chimenea.
No dudamos en llenarle de plomo el cuerpo y hacerle lo mismo que a las otras, Mareli trato de cerrar pero al parecer el metal que serbia como seguro había quedado destruido y el intentarlo era inútil. Mi madre al haber escuchado los gritos subió a echar un vistazo y al mirar a mi padre desangrado pego un enorme grito, el cual tuvimos que apaciguar diciéndole que se callara.
La abuela y mi hermanita también subieron pues por el gri, pensaron que algo malo había pasado y en cuanto vieron a mi padre corrieron para tratar de ayudarlo, pero este les dio a entender que estaba bien y que no tenían que preocuparse mucho.
Había pasado algo de tiempo y seguíamos pensando la forma de cerrar la entrada, fue entonces que mi hermanita sugirio que encendiéramos fuego pues eso evitaría que la criaturas entraran.
La propuesta fue aceptada enseguida y mi madre corrió a tirarle algunos maderos que encontró, pero no nos dimos cuenta que dentro de los maderos, se encontraba dos tubos de dinamita y estos al instante que el fuego se encendió, explotaron la chimenea dejándola completamente destruida.
Mi madre por la explosión fue lanzada al otro extremo de la habitación y nosotros quedamos con un zumbido en el oído que duro varios minutos. Como pude me dirigí a mi madre púes la explosión le causo mucho daño, en ese instante mi hermanita pego un grito ya que en el lugar que antes se encontraba la chimenea, ahora había un enorme hueco y asomándose a él habían varias de las criaturas.
En ese instante Mareli y mi padre comenzaron a disparara, pues no podían dejar que esas cosas llegaran a nosotros, mi abuela y mi hermana les siguieron en el acto, mi entras que yo trataba de pararle la hemorragia a mi madre, pues esta se había enterrado una barra de metal en el estomago.
Mi padre sugirió que subiéramos lentamente para mirar si alguna de las criaturas había entrado, la verdad yo tenía bastante miedo, pero este se me fue quitado en cuanto Mareli toco mi mano y me dijo ¡No te preocupes, yo te cubriré la espalda!
Subimos tal y como mi padre dijo, y en cuanto él abrió la puerta del pórtico; una de las criaturas se le fue encima tirándolo al piso y comenzándolo a rasguñar, en ese instante dispare mi arma como loco al termino de que la abominación quedo sin vida y completamente despedazada.
Me dirigí rápido a mi padre para socórrelo y sobre todo para arrancarle el corazón a la criatura, pues tenía miedo de que esta se regenerase o algo parecido; pero al dar unos cuantos pasos escuche un disparo y en seguida al voltear, mire otra de las creaturas que se encontraba muerta a mis pies. Mareli sonrió y me dijo en ese instante ¡Te dije que cubriría tus espaldas! ¡Ve, ayuda a tu padre y quítale el corazón a aquella, que yo me encargare de esta!
Nuevamente puse el ojo en mi padre que se encontraba rasguñado completamente y sangrando, como pude cubrí dos de sus heridas que eran las más profundas, lo bueno que no eran de muerte así que se levanto y me dijo ¡Apúrate y termina con esa maldita cosa!
Rápidamente le arrancamos el corazón a las criaturas y los cortamos en pedazos, en ese instante quedamos atónitos pues sus cuerpos comenzaron a convertirse en cenizas.
Mi padre aunque se encontraba adolorido agarro el arma y comenzó a buscar el lugar en el cual habían entrado las abominaciones; por suerte no tardamos tanto para encontrarlo, pues al parecer otra de las bestias trato de entrar y enseguida nos indico el sitio, el para nuestra sorpresa era una chimenea.
No dudamos en llenarle de plomo el cuerpo y hacerle lo mismo que a las otras, Mareli trato de cerrar pero al parecer el metal que serbia como seguro había quedado destruido y el intentarlo era inútil. Mi madre al haber escuchado los gritos subió a echar un vistazo y al mirar a mi padre desangrado pego un enorme grito, el cual tuvimos que apaciguar diciéndole que se callara.
La abuela y mi hermanita también subieron pues por el gri, pensaron que algo malo había pasado y en cuanto vieron a mi padre corrieron para tratar de ayudarlo, pero este les dio a entender que estaba bien y que no tenían que preocuparse mucho.
Había pasado algo de tiempo y seguíamos pensando la forma de cerrar la entrada, fue entonces que mi hermanita sugirio que encendiéramos fuego pues eso evitaría que la criaturas entraran.
La propuesta fue aceptada enseguida y mi madre corrió a tirarle algunos maderos que encontró, pero no nos dimos cuenta que dentro de los maderos, se encontraba dos tubos de dinamita y estos al instante que el fuego se encendió, explotaron la chimenea dejándola completamente destruida.
Mi madre por la explosión fue lanzada al otro extremo de la habitación y nosotros quedamos con un zumbido en el oído que duro varios minutos. Como pude me dirigí a mi madre púes la explosión le causo mucho daño, en ese instante mi hermanita pego un grito ya que en el lugar que antes se encontraba la chimenea, ahora había un enorme hueco y asomándose a él habían varias de las criaturas.
En ese instante Mareli y mi padre comenzaron a disparara, pues no podían dejar que esas cosas llegaran a nosotros, mi abuela y mi hermana les siguieron en el acto, mi entras que yo trataba de pararle la hemorragia a mi madre, pues esta se había enterrado una barra de metal en el estomago.