Maíz de muerte #8

shinhy_flakes

Jinete Volad@r
Miron
Bakala
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Buscamos por todas partes y la desesperación me comenzaba a recorrer el cuerpo, pues temía que hubieran muerto por el derrumbe.

Grite a más no poder, a pesar de que Mareli muchas veces me pidió guardar silencio, pues ella sabía que si seguía gritando, era seguro que mas criaturas se acercarían y nos imposibilitarían aun más la búsqueda.

Justo cuando había empezado a perder toda esperanza, logre escuchar una voz leve, la cual provenía de una pared que se encontraba a punto de desplomarse, solo que esta era sostenida por un pequeño madero y debajo de ella se encontraba mi papa casi inconsciente, y abrazado a él, estaba mi hermanita.

Tratamos de sacarlos lo más rápido que pudimos pues la pared podría derrumbarse en cuestión de segundos, ya una vez a fuera y estando en un sitio fuera de peligro, le explique a mi padre lo sucedido con mi hermano, pero a el solo se le escurrieron unas lagrimas. Sé que por dentro deseaba seguir llorando, solo que por el peligro inminente quería que lo viéramos fuerte.

Por socorre a mi padre, no nos dimos cuenta, a qué horas se alejo mi hermanita, pues me imagino que quería encontrar a mi abuela.

De repente la escuchamos gritar muy fuerte, entonces Mareli salió con la escopeta en su ayuda, y al instante le seguimos rápidamente, mi padre y yo.

A lo lejos vimos como tres de las criaturas le quitaban sus intestinos a mi abuelita y comenzaban a devorarla viva.

Mi hermana se encontraba cerca de esas cosas, gritando por lo que veía, pero prácticamente petrificada pues el susto era demasiado fuerte.

En cuanto Mareli se encontró a una buena distancia, empezó a dispárales a esas asquerosas abominaciones, matando solo a una y ahuyentando a las otras.

Era una gran pesadilla para mi familia, al igual que para Mareli, pues quien se imaginaria que toda tu vida cambiase de una manera tan radical y de una forma tan horrible. Por fin logramos llegar a donde estaba mi hermanita y al acercarnos a mi abuela, esta aun seguía con vida, pero ya convaleciente, solo nos alcanzo a decirnos ¡Son diecisiete criaturas! Y enseguida cerró sus ojos y murió.

Estábamos devastados pero sabíamos que si queríamos salir vivos, teníamos que acabar a todas las criaturas a como diera lugar. Mi padre sugirió buscar más armas y mirar sí aun quedaba algunas dinamitas, las cuales nos sirvieran de protección en contra de las criaturas.

Sentíamos el frío que comenzaba a caer y con él una neblina demasiado espesa, que imposibilitaba el ver a tan solo metro y medio. Hicimos lo más que pudimos y pese a las condiciones, logramos encontrar tres dinamitas, dos rifles y dos revólveres. El único inconveniente era que no teníamos muchas balas para ellos, y las que encontramos, solo servían únicamente para la escopeta que poseía Mareli.

Ahora solo nos quedaba esperar a que las criaturas nos atacaran, pues era de lo más seguro, que utilizarían de ventaja que les daba la espesa niebla.