"Nada", pensó Philip. Sí, ya se lo esperaba, era solo un cuento más, otra sarta de mentiras. Oteó la oscuridad del cuarto, esperando que las sombras cobrasen la vida que él sabía tenían; Nada. Lanzó cabreado el cuchillo, que fue tragado por la umbría.
—Inútil —dijo Phil al pequeño bulto ensangrentado que yacía a sus pies. La niña no le contestó.
—Inútil —dijo Phil al pequeño bulto ensangrentado que yacía a sus pies. La niña no le contestó.