Para el satanismo laveyano (el que sigue los líneamientos de Anton Tzandor LaVey), Satanás y los demonios no son seres reales sino entidades simbólicas que representan a “los poderes de la oscuridad”, poderes que, dentro de lo que es la esencia del hombre, se concretan en ciertos aspectos de la naturaleza humana que la religión, en opinión de estos satanistas, ha conducido a reprimir, negar o combatir, causando así que, durante siglos, los individuos manipulados no hayan podido disfrutar de la vida y de las potencialidades inherentes a su propia naturaleza. De este modo, el culto a Satán y a sus demonios es una manera viva de adorar a los valores liberadores y anti-cristianos que éstos representan; aunque también, y es debido a esto que LaVey cree en la magia y en el poder de los ritos, es una forma de contactar con “los poderes de la oscuridad” entendidos como algo que también está fuera de nosotros —y dentro, no solo como aspectos de la naturaleza humana, sino como un poder que debe ser despertado— y que es un aspecto de la Naturaleza que aún permanece bajo el velo de lo misterioso e inexplicable, algo que ha sido temido durante toda la historia, pero a lo cual puede acceder el satanista, a través de esos símbolos-puentes que son los demonios y, esencialmente, “Satán”.
Citemos ahora a la Biblia Satánica de LaVey para que se entienda mejor lo dicho: ‹‹La mayorÌa de Satanistas no aceptan a Satán como un ser antropomorfo con pezuñas hendidas, cuernos y cola terminada en punta. Simplemente representa una fuerza de la naturaleza: los poderes de la oscuridad, que se les llama así porque ninguna religión ha sacado esos poderes de la oscuridad. Ni la ciencia ha sido capaz de dar un término técnico a esta fuerza. Es una reserva sin explotar, que muy pocas personas pueden utilizar, ya que carecen de la capacidad para utilizar una herramienta sin analizar e identificar previamente todos los mecanismos que la hacen funcionar. Es esta necesidad constante de analizar, lo que impide que la mayorÌa de la gente logre beneficiarse de esa polifacética llave a lo desconocido, a la cual el satanista prefiere llamar “Satán”.››
Citemos ahora a la Biblia Satánica de LaVey para que se entienda mejor lo dicho: ‹‹La mayorÌa de Satanistas no aceptan a Satán como un ser antropomorfo con pezuñas hendidas, cuernos y cola terminada en punta. Simplemente representa una fuerza de la naturaleza: los poderes de la oscuridad, que se les llama así porque ninguna religión ha sacado esos poderes de la oscuridad. Ni la ciencia ha sido capaz de dar un término técnico a esta fuerza. Es una reserva sin explotar, que muy pocas personas pueden utilizar, ya que carecen de la capacidad para utilizar una herramienta sin analizar e identificar previamente todos los mecanismos que la hacen funcionar. Es esta necesidad constante de analizar, lo que impide que la mayorÌa de la gente logre beneficiarse de esa polifacética llave a lo desconocido, a la cual el satanista prefiere llamar “Satán”.››