Windowfear: el monstruo de los espejos

shinhy_flakes

Jinete Volad@r
Miron
Bakala
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No sé cómo empezó todo esto pero lo que en estas páginas les voy a relatar es una serie de sucesos que helarían la sangre del más valiente. Mi nombre es Heliot Pablo y vivo en la ajetreada ciudad de Buenos Aires. Como todo novelista de horror, buscaba nuevas experiencias que me ayudaran a ser mejor en mis escritos y fue esa noche, esa fría noche del 31 de octubre, que ella tocó a mi puerta. Yo, un poco extrañado por que eran las 3 de la madrugada, bajé a ver quién era. Cuando abrí la puerta cuál fue mi sorpresa al ver que no era nadie pero lo que encontré fue un diario en la entrada, en el cual estaba escrito "Él está en los espejos".
En ese momento sentí un frío que recorría mi espalda. Esa noche no podía dormir pensando en aquellas palabras escritas en aquel diario.
A la mañana siguiente me dispuse a ver el contenido de aquel extraño cuaderno. Lo que estaba escrito allí no era sino una serie de instrucciones y un relato de una extraña criatura llamada Windowfear. En él decía cuál era su origen y cómo invocarla.
Windowfear, el monstruo de los espejos: Windowfear es un ente malvado que vive en los espejos, es la criatura más cruel, sanguinaria y mortal que existe. Él se alimenta de los temores, pesadillas, fobias y horrores del ser humano, ampliando en su huésped esas cosas llevándolo a veces al borde del suicidio.
Tras leer esta breve reseña de esa criatura busqué por todos lados más información sobre él, en cada página solo hallaba la misma información y advertencias que decían "No lo llames... Cuidado con los espejos... Ten cuidado al mirarte a un espejo".
Yo solo pensaba qué absurdo, como si una criatura así existiera, esas solo son patrañas. Con los días me acrecentaba la dudad de si esa leyenda urbana era cierta. Una noche mientras leía aquel diario encontré un extraño rito para invocarlo.
Hay miles de formas de invocar a Windowfear, pero la más rápida y efectiva es esta: para esto debes de tener en tus manos, 1.- Un espejo de pared rectangular de 44 cm de ancho por 48 cm de largo, 2.- Dos candelabros de color negro o, en su defecto, morado, 3.- Una navaja. Una vez que tengas los objetos lo que debes hacer es lo siguiente: procura estar a solas durante el ritual y que nadie te moleste, toma los dos candelabros y préndelos poniéndolos frente al espejo, enseguida toma la navaja, con la cual debes hacerte un corte en la mano izquierda, dejando brotar la sangre sobre las velas.
Después de un minuto, con la mano derecha toma un poco de sangre con los dos dedos índice y anular y escribe en el espejo "RAEFWODNIW", esto al derecho se lee Windowfear. Enseguida deberás pronunciar estas palabras: "Criatura del espejo, tú, desalmado ser, te pido que te hagas presente ante mí. Yo te invoco, ser de inmunda apariencia, muéstrate a mí y déjame verte. Windowfear, yo te invoco". Tras esto, las velas empezarán a chisporrotear dejando ver en el espejo un ser de extraña apariencia. Primero se mostrará con tu imagen, pero después de unos minutos su rostro se empezará a deformar, quedando quemado y descarnado.

Tras haber leído este pequeño pasaje tomé la decisión de invocar a Windowfear. Esa noche la lluvia resonaba en las ventanas, tomé las velas y con un poco de temor empecé aquel extraño rito. Los candelabros empezaron a chisporrotear y en el espejo apareció un ser de extraña apariencia. Él, con una sonrisa malvada, solo escribió "Que comience el horror". Tras esto las velas se apagaron. Yo, petrificado del miedo, me quedé frente al espejo y de la nada alguien tocó a mi puerta. Sobresaltado, bajé las escaleras para abrir la puerta pero ahí no había nadie.
Esa noche no podía dormir, pues el susto había sido tal que el sueño se me había escapado. A la mañana siguiente me desperté y fui al baño a tomar una ducha. Al salir de la regadera pude ver cómo en el espejo empañado se empezó a formar una serie de palabras que decían "Yo sí existo".
Con un poco de temor limpié el espejo, y lo que vi me marcaría de por vida y me llevaría a una serie de situaciones que me llevarían al borde del suicidio: en aquel espejo estaba plasmada una de mis peores pesadillas, la muerte trágica de mi madre en un accidente de coche. Se mostraba de una forma tan real y sangrienta que pensarías que era real. Con un golpe de mi puño el espejo quedó hecho trizas. Yo salí del baño un poco sobresaltado y me dirigí a mi cuarto.
Después de esa escena logré calmarme un poco y decidí salir esa noche a tomar un trago. Una vez en el bar, un hombre de apariencia misteriosa se me acercó y me dijo "Yo a usted lo conozco, usted es sir Kira, el escritor de novelas de terror. Soy un gran admirador suyo, ¿no le importaría autografiarme mi novela del Ángel caído?
Yo un poco alagado le dije "Venga pues, lo que sea por un admirador de mis novelas". Tomé aquel libro, que por su apariencia parecía ser una de las primeras impresiones, y en la primera hoja escribí "De sir Kira para Alan". Tras esto, le entregué al joven la novela y él solo me sonrió y me dijo "Acá entre nosotros, quiero que sepa que deseo que publique su próxima novela".
Tras este suceso decidí ir al baño. Al salir del baño me miré en el espejo; tras mirar fijamente por un minuto pude observar cómo mi imagen se iba distorsionando. De la nada, un extraño personaje apareció frente a mí y yo solo observaba cómo aquella cosa con sus garras destrozaba mi cráneo mientras la sangre iba saliendo a borbotones. En ese instante dejé salir un fuerte grito mientras decía "Basta maldito, deja de atormentarme, ¿qué quieres de mí? Dímelo". Entonces apareció un señor, quien me dijo "Joven, ¿se encuentra bien?
Yo, sobresaltado por el susto, dije "Sí señor, me encuentro bien". Cuando salí de aquel bar eran las 3 de la mañana. Al llegar a mi casa observé que aquel espejo que había roto hacía apenas 19 horas se encontraba intacto. Al mirar el espejo pude ver un mensaje que me heló la sangre: "Esto solo acaba de empezar". En ese mismo instante se desatarían sucesos que me llevarían al borde de la locura; en cada espejo podía ver mis peores pesadillas encarnadas mi reflejo. Ya no era el mismo, sino que era una persona con una sonrisa maniática y siniestra. Los días pasaban y mi estado psicológico estaba llegando a un estado deplorable, hasta que una mañana una fría mañana de un 13 de noviembre opté por el suicidio.
Los espejos nos ocultan más que nuestro reflejo, en ellos se oculta la maldad misma. Ten cuidado: al verte a un espejo, Windowfear te vigila.